Cuando pienso en mi relación con los libros, no puedo evitar recordar cómo estos han sido mi refugio, mi guía y mi fuente de consuelo en los momentos más difíciles. A lo largo de mi vida, los libros han sido una constante que me ha ayudado a encontrar respuestas, a reflexionar y a soñar. Pero tampoco voy a mentir, yo no tenía muchísimos libros en casa en los que perderme, de hecho tenía muy poquitos, porque la situación económica nunca fue buena, y todos los leí muchísimas veces, eso sí.
Hoy quiero compartir contigo una parte de mi historia, cómo los libros me salvaron y cómo nació mi primer blog literario, Raveloteca.
Desde pequeña, los libros siempre han sido mi escape. Crecí en un hogar donde la lectura era una herramienta fundamental para el aprendizaje y el crecimiento personal, aunque no siempre tuve la oportunidad de leer tanto como me hubiera gustado. A pesar de que tenía pocos libros a mi alcance, cada uno era especial y estaba lleno de recuerdos. Recuerdo estar sentada junto a mi madre, compartiendo lecturas y sumergiéndonos en historias juntas, y creo que ella fue una de las razones por las que desarrollé un amor profundo por los libros. No fue hasta algunos años después cuando empecé a leer mucho más, a sumergirme en las páginas para callar las voces y los demonios que vivían, y aun viven, en mi cabeza. Los leía una y otra vez, absorbiendo cada palabra, cada página. En esos momentos, los libros se convertían en mundos enteros, en refugios donde encontraba consuelo y entendimiento, quizás todo eso que jamás he encontrado fuera en «lo real».

Un momento crucial en este viaje fue la creación de mi primer blog literario, también llamado Raveloteca. Fue un espacio donde no solo compartí mis lecturas y opiniones, sino que también exploré mis emociones y vivencias más profundas. Crear ese blog fue un acto de sanación, una manera de darle voz a todo lo que había vivido y de conectarme con personas que, al igual que yo, encontraban refugio en las letras. Esas personas se quedaron en el camino, pero lo realmente importante fue, justamente, eso: el camino, lo vivido, y cómo cada experiencia dejó su huella en mí.
Llevaba tiempo deseando volver a esto, a escribir, a compartir y a conectar con quienes aman las letras tanto como yo. Así que aquí estoy, con el mismo nombre, la misma persona, pero con nuevas aventuras por descubrir. Raveloteca renace como un espacio donde las historias se entrelazan con la vida, y donde espero que encuentres, al igual que yo, un lugar al que siempre puedas volver.
La vida no siempre es sencilla, y últimamente he sentido el peso de los días más de lo que quisiera admitir. 2024 fue un año de altibajos, de decepciones y de aprendizajes. Me he alejado de personas que pensé que siempre estarían a mi lado, y aunque me duele, también he encontrado fuerza en valorar mi paz por encima de todo. Hay momentos en los que siento miedo de perder lo que he construido, especialmente cuando esas personas parecen enviar su mala vibra hacia mí. Pero también sé que todo lo que he logrado ha sido fruto de mi esfuerzo, y eso no me lo puede quitar nadie.
Y aunque 2025 no haya empezado de la manera más bonita, quiero sacar fuerza, quiero seguir luchando contra esos demonios internos.
Volver a Raveloteca es, de algún modo, volver a encontrarme. Aquí, entre palabras, siento que puedo sanar, que puedo dejar de lado las inseguridades y enfocarme en lo que realmente me llena: los libros, las historias y esa conexión especial que solo la lectura puede darme.

